Si estas leyendo esto, seguro tenes muchas ganas de cambiar tu vida, siempre te has imaginado como sería una mejor versión de ti, quizá haciendo ejercicio, teniendo éxito en tus proyectos, siendo más inteligente porque lees más... en general, siendo alguien mejor gracias a tu desarrollo personal. Pero en esto hay una característica que separa a los que logran todo eso que imaginan, y a los que no, y esa característica es la proactividad.

¿Qué es la proactividad? en internet vas a encontrar muchas definiciones, pero las que más me llaman la atención, son las que definen la proactividad como la responsabilidad de los resultados en tu vida, escapando así, de mantener el desarrollo personal en un mundo ideal al que soñamos llegar pero que nunca trabajamos para ello.

"El nivel de proactividad de una persona no se vincula sólo con la capacidad de iniciativa que posea sino también con la responsabilidad con la que encara sus obligaciones y sus decisiones, es decir, su propia vida."

Entonces el primer paso que propongo para empezar de verdad a cumplir todo eso que imaginas, es dejar el miedo a tu libertad, que se traduce como ese miedo a ser responsable de los resultados en tu vida, esto va a ser un gran ejercicio de confianza en ti, pues no le podes dar ni un solo espacio a las dudas, si no sos tú quien asuma la responsabilidad de tu propio éxito, no te lo mereces; y si tenes que elegir entre el miedo a empezar o estallar de confianza y hacer realidad tus sueños, en cualquiera de estos dos caminos, vas a tener miedo, pero en la primera opción será porque te estarás condenando a no hacer lo que soñas, y en la segunda opción, será porque estas saliendo de tu zona de confort. Con este punto quiero dejarte claro que nadie va a hacer las cosas por ti, y mucho menos, por arte de magia, vas a tener un cambio radical un día y al fin vas a hacer que todo ocurra, si estás esperando un momento ideal, te vas a quedar esperando toda la vida, esa decisión de empezar y cambiar tu vida solo la podes tomar tú hoy.

Trabaja en dominar tu mente, adopta un mantra, afírmate solo cosas positivas, y da el salto de fe.


El segundo paso, es visualizar la meta en el proceso, no en una eventualidad, por ejemplo: un deportista que se está preparando para los juegos olímpicos, que vea la meta en cumplir satisfactoriamente con cada entrenamiento, no estará viendo la meta en el momento que le entreguen la medalla. Ver las metas desde esta perspectiva, hace que trabajemos en el ahora, rompiendo la fantasía de "algún día lo voy a lograr" lográndolo cada día. Al inicio lo mejor es obtener recompensas por esos pequeños logros y esto es algo que conecta con el siguiente paso.


Tercer paso, conquistar la cima con cada paso, y con esto me refiero a tener en cuenta que: no se puede lograr lo que queremos sin que haya trabajo detrás, por mínimo que sea pensar en el día a día; y no se puede lograr lo que queremos sin que el paso del tiempo influya. Al igual que escalando un volcán, si nos detemos a pensar al inicio, cuántos pasos nos faltan,  nos vamos a rendir antes de empezar. Así que tocará valorar la paciencia, y el largo plazo, disfrutando el hoy.